Cada situación que vivimos es un reflejo del cómo estamos en nuestro interior y de aquello que llevamos en nuestro inconsciente.

El ser humano tiene cierta aversión a los cambios… Tanto es así, que en muchas ocasiones permitimos situaciones que no deberíamos permitir, por el simple hecho de evitar enfrentarnos a lo desconocido y a salir de nuestra zona de confort.

El cambio es una constante en nuestras vidas, pero en varias ocasiones lo olvidamos y centramos nuestra atención en resistirnos a ello… Perdiendo energía y tiempo.

Hay momentos en la vida en los cuales lo planificado no sale como quisiéramos… y de inmediato, casi de forma instintiva, nos empieza a embargar una cantidad de emociones que nos abruman: Tristeza, frustración, enojo… Empezamos a cuestionarnos todo lo que hicimos y el por qué las cosas no salieron como las imaginamos… Pero se nos olvida que no podemos controlar aquello que está fuera de nosotros, lo único que está a nuestro alcance, es la forma en como actuamos y reaccionamos a los distintos eventos que vivimos.

🌟 Actualmente estamos en un mundo en donde se quieren obtener resultados de forma inmediata, donde se tiende a valorar más el resultado que el

🌟 Para poder tomar acción sobre lo que no nos suma, primero debemos identificar qué es aquello que no nos brinda vitalidad, que nos mantiene